1. Cada individuo viviendo con VIH tienen una compleja historia personal. Por lo tanto, factores precedentes determinaran el curso de su enfermedad y cómo él o ella la afrontan.
2. Una gran incertidumbre acerca de la infección por VIH aún permanece, así como de la variabilidad en el curso de la enfermedad para cada una de aquellas personas infectadas. El consejero debe ayudar a la persona viviendo con VIH a navegar a través de la compleja red de decisiones a realizar, basado en las necesidades de cada individuo.
3. Están haciendo un buen trabajo. La mayoría de consejeros han desarrollado habilidades que funcionan bien con la mayoría de las personas a las que sirven. Como construcción de esa fuerza, podemos identificar las medidas adoptadas, consciente o inconscientemente, para alcanzar ese nivel de experiencia y aplicarlas a la mejora de nuestras actividades de divulgación a otras personas.
4. Debemos evaluar el equilibrio de poder en las relaciones entre los actores clave (psicólogo, educador, consejero, médico, trabajador social, etc.) dentro del contexto socioeconómico de cada individuo antes de recomendar o de intervenir. Estas fuerzas afectan al acceso a tratamiento médico. Necesitaremos abogar por el acceso a servicios para aquellos usuarios en circunstancias terribles. Siempre que sea posible, control y empoderamiento deben recaer en la persona viviendo con VIH.
5. Debemos comprender la naturaleza de los canales de comunicación dentro de una cultura y una comunidad y adaptar nuestra postura en consecuencia. Al mismo tiempo, debemos estar atentos a la naturaleza de nuestra ventana cultural, perspectiva, ideología o cosmovisión.
6. Consejeros y educadores deben llegar a un acuerdo respecto a las recomendaciones médicas y aprender a interpretarlas. Al mismo tiempo, debemos estar dispuestos a examinar alternativas con nuestros pacientes y con aquellos que recibieron consejo o asesoria. Debemos comprender e interpretar los sesgos implícitos que operan en el marco de acción, pensamiento y métodos de educación y promoción de la salud.
7. Para obtener información a través del consejero o educador, dador de atención, se debe desarrollar un vocabulario o lenguaje común con los oyentes o con aquellos que esta asesorando. El modo de entrega es tan importante como el mensaje mismo.
8. Nuestras comunicaciones deben ser objetivamente y emocionalmente honestas, basadas en información actualizada.
9. La variable de futuro se ve afectada para la persona viviendo con VIH. La persona viviendo con VIH siente la presión de menos tiempo debido a la predicción de una vida más corta a consecuencia de vivir con VIH. Sin embargo, una vez que ese telón de fondo desciende, la persona viviendo con VIH se da cuenta de la variabilidad potencial del curso de su enfermedad. Él o ella también adquiere conocimiento de las opciones presentadas por una intervención médica temprana, la movilización temprana de apoyo psicológico y la tecnología cambiante. Estos factores promueven la esperanza de vivir más tiempo en el planeta.
10. Debemos reconocer que la mayoría de los sistemas de prestación de servicios y asistencia son insuficientes o demasiado rígidos estructuralmente para hacer frente al VIH, por no hablar de la diversidad cultural. Debemos, por tanto, adaptar nuestras expectativas y estrategias en consecuencia.
Fuente: McKusick , Leon (1992). Ten Key Points for HIV Educators, Counselors, and Caregivers. California: Borroughs Wellcome Co.
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